El fallo sienta un precedente histórico en la lucha contra el uso indebido de la inteligencia artificial en el ámbito sexual.
El 26 de septiembre, un tribunal australiano ordenó una multa de 350 mil dólares a un hombre acusado de crear y difundir imágenes pornográficas deepfake de varias mujeres sin su consentimiento. Se trata de la sanción más alta impuesta hasta la fecha en el país por un caso de esta naturaleza.
Los deepfakes, generados con inteligencia artificial, permiten manipular rostros y cuerpos en videos falsos que resultan casi imposibles de distinguir de los reales. En el terreno del entretenimiento para adultos, esta práctica ha generado un grave problema de acoso digital y violación de derechos de imagen.
Organizaciones defensoras de derechos digitales celebraron la decisión, destacando que se convierte en un precedente para proteger a víctimas en todo el mundo. Al mismo tiempo, advirtieron que la tecnología avanza más rápido que las leyes, por lo que es urgente crear marcos regulatorios internacionales que pongan límites claros al uso de IA en la pornografía.