Tiene 19 años, se hace llamar “Gabriela”, y antes de ser noticia por un intento de asesinato, se dedicaba a la creación de contenido en plataformas privadas. Hoy, Katerine Andrea Martínez es una de las piezas clave en el atentado que casi le cuesta la vida al senador Miguel Uribe Turbay.
Su captura se dio el 14 de junio de 2025 en Florencia, Caquetá, durante un operativo conjunto entre el CTI y el Gaula. Le encontraron dos celulares, una navaja y dinero en efectivo. Pero lo más importante no fue lo que llevaba encima, sino lo que sabían de ella: era la mujer que entregó el arma al sicario menor de edad que disparó contra el político el pasado 7 de junio en Bogotá.
Antes de eso, “Gabriela” era conocida en ciertos círculos por sus actividades en plataformas para adultos. Fuentes oficiales confirmaron que trabajaba como modelo webcam, generando ingresos a través de transmisiones en vivo. También se le vincula con venta de estupefacientes a baja escala en Soledad (Atlántico), de donde es originaria.
Según la Fiscalía, su papel fue clave: acompañó al menor que ejecutó el ataque, le entregó la pistola Glock modificada, y esperó en la zona mientras todo ocurría. Aunque en audiencia se declaró inocente, los investigadores sostienen que formaba parte del operativo logístico ordenado por alias “El Costeño”, presunto jefe de la red criminal tras el atentado.
“Lo hice porque me amenazaron”, habría dicho ante las autoridades, según filtraciones publicadas por medios nacionales.
La joven hoy permanece en prisión preventiva, enfrentando cargos por tentativa de homicidio agravado, porte ilegal de armas y uso de menores para cometer delitos.
¿Fue víctima, cómplice o engranaje reemplazable? La justicia tendrá que decidirlo. Pero lo que está claro es que Gabriela ya no volverá a las cámaras.
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