OnlyFans en el campus: la nueva beca digital

En universidades de EE. UU., cada vez son más los estudiantes que se enfrentan a un dilema financiero: pagar matrículas altísimas o buscar ingresos alternativos. En medio de esta crisis, OnlyFans aparece como una especie de “beca digital” que transforma dormitorios en estudios improvisados y perfiles privados en fuentes de ingresos mensuales.

Lejos de ser una excepción, el fenómeno crece. Jóvenes que antes combinaban clases con trabajos en cafeterías ahora deciden abrir cuentas de contenido exclusivo, aprovechando la flexibilidad y el anonimato relativo que ofrece la plataforma. Para muchos, no se trata de un capricho, sino de la única forma de reducir deudas universitarias.

Pero detrás de esta “solución rápida” se esconde un debate más profundo: ¿está la educación empujando a los estudiantes hacia la industria del sexo digital como alternativa económica? El boom de OnlyFans en campus universitarios abre preguntas sobre desigualdad, presión económica y cómo la sociedad valora (o estigmatiza) la decisión de monetizar el propio cuerpo.

La generación Z, acostumbrada a vivir en línea, está desdibujando la frontera entre vida académica y economía digital. Y aunque muchos celebran la autonomía y la capacidad de financiarse sin depender de becas institucionales, otros alertan sobre las consecuencias a largo plazo: huellas digitales imborrables, posibles riesgos de explotación y el peso emocional de exponer la intimidad a tan corta edad.

El fenómeno universitario en OnlyFans no es una moda: es un síntoma de cómo la educación, la economía y la cultura digital se entrelazan en un mundo donde el acceso a la formación superior parece cada vez más costoso… y la creatividad para sobrevivir, ilimitada.