En el Reino Unido, la censura digital acaba de tomar un nuevo giro. La British Board of Film Classification (BBFC), sí, la misma que decide si una peli es para mayores de 18, ahora quiere tener voz y voto sobre lo que pasa en el porno online.
La BBFC propuso oficialmente al gobierno ampliar su rol regulador para incluir el contenido adulto en internet. ¿La razón? Según su informe reciente, 1 de cada 3 adultos ha visto pornografía que podría calificarse como violenta, abusiva o degradante. Y lo peor: muchos de esos usuarios eran adolescentes.
El objetivo, dicen, no es censurar, sino nivelar la cancha. Actualmente, si una escena explícita aparece en un DVD, puede ser clasificada o censurada. Pero si se sube a una plataforma online… no pasa nada. El contenido violento circula libremente sin filtros, sin advertencias, sin límites.
Críticos de la propuesta alegan que esto puede convertirse en una herramienta moralizante o de control político, sobre todo cuando se trata de sexualidades no normativas, BDSM consensuado o prácticas alternativas.
“Lo que para unos es fantasía, para otros es motivo de alarma social. ¿Quién decide dónde está la línea?”, escribió un columnista del Guardian.
La conversación está abierta. Lo cierto es que el Reino Unido, uno de los mercados con mayor consumo de contenido adulto en Europa, podría convertirse también en el más regulado. Y eso tiene a toda la industria con el ceño fruncido.