Una modelo del mundo webcam vivió una experiencia que supera cualquier guión de suspenso: fue víctima de engaño, secuestro y robo tras confiar en alguien que consideraba amiga y compañera de trabajo.
Según lo reportado por El Tiempo, la mujer había salido en dos ocasiones sin incidentes con la misma persona. Esa familiaridad la llevó a aceptar acompañarla de nuevo, cuando le ofreció ir juntas a retirar dinero en un centro comercial del sur de Bogotá.
Durante la tercera salida, la acompañante se ofreció como chófer: “Venga, yo pido el carro para el trabajo”. Subieron al taxi y, en un semáforo, tres hombres armados se unieron al recorrido, bajaron a la compañera y dejaron sola a la víctima con los delincuentes.
Los criminales la llevaron hasta las afueras de la ciudad y la amenazaron para que entregara sus claves bancarias, conscientes de sus movimientos: sabían que había ido a la peluquería, luego al centro comercial y que llevaba dinero suficiente para cometer el delito.
Regresaron a Bogotá y la encerraron en una habitación en Ciudad Bolívar. La modelo, que recibió una aparente sustancia sedante en una sopa, cayó dormida; al despertar, estaba encerrada, pero encontró una ventana entreabierta y logró escapar.
Tras huir, fue atendida en el Hospital Meissen para evaluar su condición y descartar el consumo de sustancias. También interpuso la denuncia correspondiente. El Gaula de la Policía de Bogotá ya inició las investigaciones, revisando cámaras y otras evidencias para identificar a los responsables.
La víctima sobrevivió a una pesadilla que nació de un gesto tan cotidiano como confiar. El desenlace nos invita a reflexionar: la verdadera amenaza, a veces, no se oculta en la oscuridad de la ciudad, sino en la sombra de quienes dicen acompañarnos.