La economía del contenido exclusivo vuelve a estar en la mira. Esta semana, una creadora reconocida de OnlyFans en Estados Unidos ,identificada como Natalie Monroe, fue acusada de evadir más de 5,4 millones de dólares en impuestos. El caso, que avanza en tribunales federales, sacude a una industria acostumbrada a moverse en la delgada línea entre la informalidad y la profesionalización.
El fisco estadounidense argumenta que Monroe habría ocultado ingresos millonarios generados en la plataforma, mientras llevaba un estilo de vida de lujo exhibido en redes sociales. El contraste entre la opulencia digital y la falta de transparencia tributaria terminó por encender todas las alarmas.
Más allá del espectáculo mediático, lo que está en juego es el futuro de un modelo que ha permitido a miles de creadores ganar independencia financiera. ¿Podrá la industria sostenerse sin un marco fiscal sólido? ¿Qué tanto están preparadas las agencias y los estudios para educar a sus modelos en finanzas y obligaciones legales?
El caso Monroe podría convertirse en un precedente clave: un aviso de que la era del “dinero rápido sin declarar” en plataformas como OnlyFans está llegando a su fin. El contenido exclusivo seguirá creciendo, pero con Hacienda siempre mirando de cerca